La creencia o la superstición que el azar siempre ofrece pequeñas señales que dan luz a lo que a algunos, en un futuro nos va a ocurrir, devenir o “venir” a algunos nos "viene" bien! (valga la redundancia).
Por ello, casi sin darnos cuenta, mucha gente, (y no me atrevo a excluirme yo de ellos) apelamos continuamente “al destino escrito” empeñados en vislumbrar esas señales donde las hay. Si es de noche, en las estrellas. Si es la hora del café, en los posos de taza. Si es en la intuición en el dejavu.
La complicación pero, surge cuando alguien como el Sr. Eyo, exige respuestas a una pregunta que aún jamás se ha formulado.
“¿Será esto un buen finde?”
HECHOS:
Viernes noche:
Pasa que salimos de Vic en dos coches al estilo sardinas enlatadas. Tras dos largas horas de viaje, justo al llegar en el pueblo de Torradembarra, dejamos momentáneamente aparcados los coches con sus intermitentes y empezamos a desembarcar todo el material delante de la casa que nos servirá de alojamiento.
Cuando por fin ya tenemos todos los bultos en el suelo, enfrente la casa y ocupando la mitad de la acera, encontramos que la llave que nos traía el Sr. Eyo, no abre!!!
Durante más de una hora y de autoproclamarnos todos escaladores intrépidos, intentamos desesperadamente asaltar la casa por todas las ventanas y sitios imaginables. No hay fortuna.
Exasperado ya, el Sr. Eyo grita el Password ese que dice: “Abretee sesamooo“ y una carcajada sospechosa de una abuela, que hacia ya rato nos miraba silenciosamente tras unas cortinas de una ventanita de la casa de al lado, se escapa. Y la puerta, claro está… No se abre.
Por fin, otra hora más tarde y ya oscurecido, llega también un jardinero… Ese sí tenía el Password. Pone su copia correcta de la llave en el cerrojo, y el jardinero nos abre! Se ve que el pasword era: “Tu llave era la otra del llavero, Kapoll”.
Viernes muy de noche.
Por fin entramos agotados dentro la casa. Nos repartimos rápidamente por las habitaciones y proponemos ponernos ya el pijama. Algunos curiosamente no hallamos el pijama en los bultos! Pos vale: Dormiremos como Dios nos trajo al mundo… ¡Pero tapados con manta! Que se sepa, eh?!
Sábado muy temprano.
Algunos salimos a pasear los perros. Justo al abrir la puerta y al salir a la calle, El Sr. Eyo encuentra un extraño bulto-maleta en la acera de enfrente. ¡Anda que suerte, un bulto!
Tal que entramos ese extraño-bulto pá dentro la casa… Pos alé, ahora sí. Ahora ya tenemos ese bulto con los pijamas. A modo de ilusión-reivindicación, el Sr. Eyo se pone el pijama… y desayuna, ahora sí, con pijama!
La vecina, o sea, la abuela de las cortinas, se ríe… jijiji. (Ups! ¿Habrá estado vigilando el bulto toda la noche?)
Sábado de mañana.
En 30 minutillos llegamos desde la casa esa de Torradembarra a la población de Reus. Hay compe de escalada de Bloque.
Según lo planeado, allí nos encontramos con el resto de nuestro grupo de amigos que baja directamente desde Vic.
Éramos muchos. Más que muchos: Muchísimos. Hay quien diría: “Éramos pocos y parió la abuela”. (No. La abuela no parió) Pero de suerte que no parió, porque de hacerlo… el Sábado en Reus… hubiera sido Pekín.
Algunos se inscriben, otros no. El Sr. Eyo procura que Iol se inscriba y así, de paso, le coge hábil su tarjeta de sorteo de material. Nerviosillo el Sr. Eyo, en la mesa de inscripciones grita: “Quiero quiero quiero el… 8”.
Por fin, once horas más tarde, se termina la competición… Y por fin se sortea la cuerda…
La cuerda le toca a otro.
La gente (y creo que hasta la abuela que ese día no parió) se rien, jijijiji…
Hay que joderse… Se ve que el “quiero, quiero, quiero el 8” debías haber sido: “Quiero quiero quiero el 9”.
El Sr. Eyo… Se queda sin cuerda.
Se sortea un Crashpad, 104, nada.
Un boudrier, 58, nada.
Y muchas otras bolsas… 11, 34, 73, etc, etc…nada, nada, nada…
Todo va pasando por delante de mis narices….
Sortean otra bolsa más… Sale el 89
Yeaa! Yo tengo el 89…
¡Por fin!
Me lo cogen, (el papelito) Y curiosamente me le dan la vuelta!!.. Y curiosamente se lee 68… ¡Y curiosamente me dicen que no vale! Que allí al fondo hay otro 89 …
Hay que joderse… Se ve que pá ganar un premio no había que estar necesariamente inscrito… Lo que había de.. era solo ser un currante del bar… y luego ya no te daban un papelito volteretero, ergo.. luego ya no se lee 68 y se lee 98!
Los del la organización (y creo que también hasta los currantes del bar) se rien, jijiji..
O sea, el Sr. Quo, (o sea Yo), se queda sin premio. El Sr. Eyo me da dos golpecitos en la espalada consolándome… y se guarda el papelito 89 (perdón, digo el 68) en el bolsillo a modo de triste recuerdo… ugh!
Domingo por la mañana.
Tras quitarnos el pijama, vestirnos y saludar a la abuelita vecina que se rie, salimos de la casa dirección hasta Siurana.
Llegamos allí donde nos juntamos los muchos del viernes, más los otros muchos del sábado, más los muchos otros muchos: Muchísimos. Hay quien diría: “Eramos pocos y parió la abuela”. (No. La abuela no parió) pero de suerte que no parió, porque de hacerlo… ese Domingo en Siurana … no hubiera sido Pekín, no. Hubiera sido China entera.
Pero como que los escaladores somos apañados, nos repartimos en por toda Siurana.
A nuestro sector "solo" vamos: (El Sr. Eyo, Gil, Pol, Chaya, Lluis, Carles, Ferran, Laia, Oriol, Oriol, Oriol, Jordi, Jordi, Mimi, Alex, Xavi, Gemma, Meye, Susi, Quo, Stela, Korda y Gullich )
Nos repartimos rápido por el sectorillo y nos proponemos vestir con cintas varias vías. Algunos (El Sr. Eyo, por ejemplo) no hallan las cuerdas en los bultos! Y emulando uno de los mejores anuncios clásicos de donuts exclama ¡Anda las cuerdas!
Pos vale dice: Apañaremos el contratiempo:
Y nos ponemos todos en fila india bajo una vía… y con solo una cuerda.. jejeje (sea dicho e paso: Bajo la cuerda del Ferran. Juaaaaaaa!!!
Exasperado Ferran grita eso tan típico que se dice en esos casos al estilo de: “Diossss mioo que he hecho yo para merecer estooooo!! Y como que algo habrá hecho… (Pero eso solo lo sabe Dios, él… y quizá también afortunadamente el Diablo) pues con alegría pasamos todos de sus lamentos… y subimos todos con su cuerda! Jijijiji…
La Meye, que es una chica mu apañá y compasiva, viendo la cara de Ferran, se compadece y nos dice que ella tiene un cacho de quince metros de cuerda en la mochila, y como que el Ferran, en su coche lleva otro cacho de 22 metros de cuerda vieja pos… apañamos un invento.
Los de la cuerda larga. Escalan como jabatos o Bows en vías de grado. Los otros, de la cuerda apedazá y anudá… escalamos como podemos y saciando las ganas.
Nota. Yo hubiese escalado con los jabatos… (eso está claro) lo que pasa que alguien responsable debía cuidar que el nudo de la cuerda apedazá… no se soltara, ¿no?: Además… Últimamente tengo el hombro cansado de tanto hacer fotos al hijo del Sr. Eyo… Se sepa!
Domingo por la noche.
En fin… que tras dos jornadas divinas, regresamos todos sanos, realmente cansados y salvo a casa.
Dejamos al Sr. Eyo en la acera, delante del portal de la comunidad de vecinos de su piso, saca las llaves del bolsillo a la vez que le cae al suelo el arrugado papelito “98” …(digo el 68)
Abre la puerta y allí, en el suelo… al lado del espejo de la comunidad de vecinos… esperando solita y viendo pasar todos los vecinos durante todos los 3 días…
- ¡Anda la cuerda!
Juaaaaaaaaaaaaaaa!!
En fin…
Lo dicho... Apelamos al destino continuamente y sin darnos cuenta, y ya se sabe: Uno siempre acaba vislumbrando las señales que se ha empeñado en encontrar: Si es de noche, en las estrellas. Si es la hora del café, en los posos. Si es en la intuición…. En el dejavu.
La complicación pero, surge cuando alguien como el Sr. Eyo, exige respuestas a una pregunta que aún jamás se ha formulado.
“¿Será esto un buen finde?”