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Uno casi nunca puede ir a escalar con el Sr. Eyo doctamente: Sales de casa a primera hora de la mañana pensando que irás a escalar una vía cualquiera del montón, y resulta que no, que sin saber, te metes es una vía que finalmente trascenderá flipante, heroica y épica.
¿Qué debo decir al llegar a la cima? te preguntas cuando ya solo te quedan tres metros para reagruparte con tu compañero quien te asegura desde la última reunión de la cima.
Y al llegar a él, descubres que ni siquiera le puedes palmear la mano diciendo “give-me five” porqué, una: Ya siquiera tienes fuerzas pa levantar el brazo, y dos: Tienes esos mocos que hace ya rato arrastras en forma de estalactita en la nariz, en la manga del polar y en la palma de la mano!
¿Qué contrariedad, no? Esa es la imagen que recibe de ti tu compañero justo al llegar a su lado: ¡La imagen de un moco andante!
Tendría que haber una manera de saber con antelación suficiente, cuándo escalarás una vía de esas que al final resultará mítica! Así, al llegar a la cima, podrías levantarte magnífico, mirar el horizonte y con voz grave impostada, decir algo inteligente preparado…
A mi no! A mi solo me salió una exclamación de mueca exhausta… y otro gran moco!!!
¡Oiuxxx!
HECHOS: Pues bueno; Pues vale; Pues eso.
El día anterior habíamos estado todo el día cargando y ayudando a un compañero en unas pesadas mudanzas; Ferrán tenía dolor en la cadera; Anunciaban día de lluvia, calado frio y nevadas en cotas bajas, con ese panorama pues, cuando me llamó el Sr. Eyo presumí evidentemente que llamaba para confirmar solo que “evidentemente” no iríamos a escalar:
- ¡Hola Quo!- Dijo el Sr. Eyo muy motivado.
- ¿Qué?– Pregunté.
- ¿Si?. ¿No?
- ¡Ah! ¿si?
- Pues bueno…
- Pues vale, ¿no?
- Pues eso… Pues eso, pasa a buscarme en cinco minutos!
… Pues pasé… y pues eso: Pues fuimos.
Pasa que el compañero Girben, había pasado al Sr. Eyo y a Ferran unas fotos de una pared virgen hacía ya unos días.
La única referencia que teníamos de esa pared, era la de los compañeros escaladores Girben, Josep y Laura quienes hacía unos días, habían realizado una primera ascensión en su aguja principal, por su lado izquierdo, siguiendo una larga y evidente fisura en escalada “clean” y auto-protegiéndose (bautizando la línea como “Misteri”, MD+ 140m).
Nuestro compromiso iba a ser pues escalar también esa aguja en “clean” y auto-protegiéndonos, subiendo, no obstante, directamente por su placa frontal: Unos 40 metros de placa con ínfimas micro fisuras quasi-pintadas, dos desplomes y unos mal contados 3 agujeros semi-buenos (invertidos) de aquellos en que cada uno (allá su conciencia de escalador) debería decidir, si colocar un friend para asegurarse… o meter el dedo para no caerse… y eso.. pues eso… lo que hay que tener…
Ya en pie de via, tras dar tres o cuatro saltos a modo de patético calentamiento, Ferrán empezó los primeros cinco metros de roca mala por una fisura evidente y sin posibilidad de asegurar…
Desde ese instante, viendo subir a Ferrán, por mi parte intentaba aprender a ser un poco más feliz y compartir, pero la tensión ya no me dejaba. A mi lado, el Sr. Eyo seguía dando brincos para calentar los pies ajeno a lo que Ferrán escalaba. Nunca dejará de sorprenderme la capacidad de abstracción a la que es capaz ante la expectativa de cualquier incierto aciago desenlace.
Por mi parte, aun cuando todavía no había seguro alguno colocado, mi fría mano empezaba a sujetar fuertemente la doble cuerda pasada por el asegurador de plaqueta, consciente que desde ese momento en ningún caso podría ya dejar de sujetarlas, ni por un instante, a lo largo de toda la escalada. Aquello era en cierta manera, un entrenamiento mental de lo que iba a venir. Concentración absoluta, tensión, equilibrio y frio.
Pasados minutos que parecieron delicadas horas, ya muy arriba, Ferrán colocó el primer “friend”. Pasó una de las cuerdas por el mosquetón a la vez que el primer moco empezaba a asomar por mi nariz.
La escalada a vista y en “clean”, tiene ese inconveniente: Que te ayuda a vivir tu vida y no la que esperan los demás: Cuando quieres darte cuenta, ya solo estas tu, tu compañero y la roca… No hay quien te diga tranquilo, en el próximo paso todo irá mejor! No hay una reseña previa ni un quien te dicte que aquí o allá va una cinta o un seguro… No, no… Solo estas tu, tus compañeros abajo expectantes con un moco en la nariz, y la roca. Eres tu quien mira la roca, la comprende o no… y solo tu sufres y disfrutas la valentía de hacer lo que realmente en ese momento haces…
Pero por fin, ya muy arriba, Ferrán llegó a una pequeña repisa no mas ancha que el moco estalactitico que de mi nariz ya colgaba, donde pudo medio reposar. Aun así, para colocar el siguiente microfisurero era obligado levantarse forzando un duro paso… Dice el Sr. Eyo que el sabio siempre quiere aprender, y el tonto siempre quiere enseñar… Allí no se trataba de eso… Allí ya solo valía escalar… Escalar, escalar y escalar… disfrutar y empaparse de los sentimientos más íntimos… Desde ese momento, sabiendo a Ferrán atado en el otro lado de las cuerdas, y a pesar que cada vez había mas cuerda de distancia, mi esperanza era que por fin, encontrase sitio para hacer reunión, mocarme, subir… y poder reagruparme con él arriba.
Un grito de júbilo desde la cima, disparó mi turno de escalada: Pasados muchos largos minutos llegué a cima. Pude comprobar ciertamente que la escalada de esa vía no daba tregua: No ofrecía ni un solo instante para liberar la tensión de los brazos, siquiera para pasar la manga del forro polar y limpiar la nariz… Solo cabía escalar, quitar cuerda del mosquetón, Enigma, armonía espiritual, equilibrio mental… y delirio emocional. Peazo de vía! Ufff!
Ya solo faltaba el Sr. Eyo. Finalmente tras su intensa escalada, también llegó. Y por fin, se levantó magnífico, miró el horizonte y con voz grave impostada, dijo algo inteligente: !Yeahhh!! “Give me Five” bows! Y ¡Clap, Clap Clap! Nuestras manos al unísono sonaron!...
¡Shapsss!
Joder Sr. Eyo!! Ya te vale… !Toma este cleenex por favorrrr…!
… Oiuxxxx….! Que bonito es escalar!